POBRE DE SOLEMNIDAD DE ALTO STANDING
Justo ahí, en la foto, al final de las varillas blancas que pertenecen a la Caja Rural, en el pasaje que va desde la Plaza de San Juan a la Avenida de la Paz; al fondo la pared del Monasterio de San Juan, o Museo Marceliano Santamaría; a su izquierda, un lateral de la pared de la Escuela Municipal de Música “Antonio de Cabezón”, antiguo convento de Las Bernardas, monjas cistercienses de San Bernardo, intercambié unas palabras con un pobre de solemnidad de alto standing, andrajoso, roto, lleno de harapos, que me recordó a Diego López de Haro “El Bueno”, señor de Vizcaya, pero no yacente, sino sentado. Y digo “alto standing” pues le encontré friendo un filete de ternera que chisporroteaba en una sartén puesta sobre un infiernillo a pilas parecido a una cafetera Cecolec.
-Jo, tío. Qué chulo ¿eh?, le dije.
Él me contestó:
-Sí, tengo que comer caliente como cualquier hijo de vecino. Todos los productos de alimentación que tengo, me les dan los vecinos.
-¡Oh¡ qué bien; que aproveche y ¡feliz día¡
-Mañana le traeré yo un cuarto de cordero, que usted asará y los dos comeremos.
-Mejor, convídeme al jarro, o me de unos euros para unos tragos.
Él me dijo que era de Renuncio, localidad de Burgos, o así le entendí yo, donde existió una Comunidad Cisterciense desde 1.180.
Me fui alegre y contento diciéndome a mi mismo:
-Este pobre señor tuvo que ser un gran Rey.
-Daniel de Culla